Por Ana Cortés, Fuego Sagrado de Tepoztlán
Una vez más, el 3 de marzo pasado, el Abuelo Fuego ofreció una audiencia a la Comunidad del Fuego Sagrado de Tepoztlán para darle la bienvenida al año nuevo tibetano. Este evento ha venido teniendo lugar desde hace 16 años y tiene que ver con la conexión cercana que hay entre miembros de esa comunidad con la comunidad budista de Shambhala en Tepoztlán.
De acuerdo con el calendario budista tibetano, cada año está asociado con un elemento (madera, fuego, tierra, metal o agua) y con un animal (de un total de doce). Este 2018 tiene que ver con la energía de la Tierra y con la energía del Perro.
La velada se inicia con una cautivadora experiencia de comunidad y de relación con el fuego. Todos los asistentes llegan con chocolate, copal y tabaco para envolverlos en tres grandes paquetes. Después de que el fuego principal ha sido consagrado, estos paquetes circulan de mano en mano y tomamos un momento para ponerles a cada uno nuestra intención para el nuevo año. Cuando terminamos salimos del Tuki (el lugar ceremonial para el fuego) y nos dirigimos a un fuego exterior que ha sido encendido y consagrado por un guardián. Los paquetes con las ofrendas colectivas se ofrecen al fuego, que crece hermoso y se vuelve enorme mientras los “come”, al tiempo que lo observamos y es fácil leer el asombro en todos los rostros.
Recordando el Año del Ave de Fuego: Experiencias de Conciencia
“Van a disfrutar este año…,” dijo el Abuelo al iniciar sus enseñanzas, y añadió: “…pero necesitan entender la diferencia entre el año del Ave de Fuego y el año del Perro de Tierra.” A medida que el abuelo continuó, quienes lo escuchamos, entendimos que hay una diferencia sumamente fuerte entre ambas energías. Para ayudarnos a comprender esto, el abuelo recurrió a la metáfora de ir navegando por un río que tiene características cambiantes y tener consciencia de que es necesario cambiar también la navegación de manera acorde para mantenernos fluyendo y alineados y con su cauce.
Nos explicó que de manera similar, la energía de los años puede transformarse y que aunque muchas veces puede haber características parecidas entre uno y otro, en la transición del año del Ave de Fuego al año del Perro de Tierra, el cambio es uno de los más dramáticos.
El Abuelo nos recordó que durante el año del Ave de Fuego se dieron muchas situaciones que requirieron de una profunda indagación para ver lo que no habíamos querido ver antes, lo que había estado escondido. Los retos y situaciones que se presentaron tuvieron un carácter dramático, lo cual nos ayudó a generar consciencia de aquello que había estado oculto o no habíamos querido confrontar en nuestras vidas. Como resultado, al final del año, quienes trabajaron para abrirse a aquello que había estado escondido y pudo salir a la luz, lograron obtener una colección de experiencias y una nueva consciencia.
Para algunos, no todas las áreas que requerían salir a la consciencia lograron hacerlo, dijo el Abuelo, pero aconsejó que lo que haya quedado pendiente tendrá que dejarse para después porque este año que se inicia es muy distinto y no favorece una mayor exploración. A medida que nos movemos en este nuevo tramo del río de la vida, podemos simplemente aceptar lo que logramos ver y aprender durante el año pasado y reconocer que aunque pudieron haber sido más cosas, esa ventana de oportunidad para lograr mayor consciencia ya está cerrada. El Abuelo aclaró que cuando vivimos nuestras vidas de manera productiva siempre es posible ver cosas nuevas que no habíamos logrado ver anteriormente, pero añadió que no van a ser tan significativas como las del año pasado.
En lugar de ello, el año del Perro de Tierra tiene que ver con tomar estas nuevas experiencias y crear un cambio productivo que las lleve más allá, con tomar estas nueva consciencia e integrarla para que forme parte de nuestros cuerpos, nuestra salud y nuestra vida.
El Año del Perro de Tierra: Escogiendo aquello que nos nutre
Debido a que la energía del perro es muy similar a la del elemento Tierra, el Abuelo Fuego nos explicó que en cierto modo puede ser considerado como un año de “doble Tierra” y que en este sentido es muy importante entender la naturaleza y la presencia de la Tierra, cuya energía tiene que ver con nutrir, con tener estabilidad y estar arraigados. Por ello debemos mantenemos abiertos a su presencia y a recibir su guía sobre qué consumir.
Hizo mención de que de acuerdo con la sabiduría china y tibetana, el Año del Perro de Tierra tiene que ver con la boca, la garganta y el estómago y de que al alinearnos con nuestro cuerpo, podremos darnos cuenta de lo que nuestro estómago desea consumir, o de lo que no le apetece, y esto puede también aplicarse a nuestras experiencias, para decir: “Ésta experiencia me nutre” o bien: “Ésta me produce indigestión”. Así es que será muy importante escuchar a la voz de la Tierra que nos guía para ir hacia experiencias que nos nutran, en lugar de intentar experimentar a ver qué sucede, porque éste año no favorece mucho la experimentación.
Al hablar sobre la energía del Perro, el abuelo hizo un recuento de sus cualidades:
- Ser muy directo
- No ser complicado
- La lealtad
- La honestidad y la integridad
- Un fuerte sentido de justicia
- El respeto hacia todos
- Un fuerte sentido del movimiento social
- El poner atención a los demás en el grupo
- El trabajar juntos como equipo
- El entender que el poder y el beneficio están en el grupo
Aprendimos que este es una año que favorece mucho a la comunidad y a las causas del bien común. Así, la consciencia y el aprendizaje arduos que adquirimos el año pasado no deben ser solamente para el beneficio personal sino para el beneficio de los demás. Para ello la energía perro ayuda mucho porque el perro es un constructor muy práctico. De este modo, nos estaremos alejando de la “locura” del año anterior para empezar a construir y consolidar aquello que aprendimos –no sólo para nosotros, sino para la comunidad.
Este año, nos dijo el Abuelo, “es un buen año para las causas de justicia social”, lo cual requiere mantenerse firme y estable y dejar ir la tendencia de continuar haciendo cosas nuevas. Debemos enfocarnos menos en “nuevas vías de prosperidad” y más en “las perspectivas prácticas de vida.”
Nos comentó que los perros no están diseñados para funcionar como individuos, su fuerza radica en su ser ser social. El perro en soledad está preocupado y obsesionado por sus pensamientos individuales, se vuelve un perro neurótico porque no se mueve ni trabaja con la comunidad o la jauría. En estas circunstancias tiene muy poco poder para el cambio y la efectividad. De la misma manera, cuando los seres humanos perdemos contacto con la Tierra, nos sentimos desarraigados y podemos obsesionarnos con la preocupación. Así que nos ayuda mucho no perder la perspectiva del bien común.
En este Año del Perro de Tierra, hemos sido invitados a tomar nuestras realizaciones y a ponerlas en práctica “para la colectividad”. Por ejemplo, si estamos buscando trabajo o expandiendo el trabajo que estamos haciendo, será bueno poner atención especial al beneficio mutuo que puede darse a la colectividad.
Al compartir nuestras experiencias del año pasado, si encontramos que otros han tenido experiencias semejantes y tal vez han encontrado también una solución práctica, puede generarse un movimiento para probar esta solución como grupo.
Cuando se le preguntó al abuelo acerca de los obstáculos potenciales que este año podría traer, mencionó al fuerte énfasis que la cultura moderna tiene en el individuo. Nos recordó que los seres humanos sabemos en nuestro corazón que una contribución real tiene que ver con los otros y que sentirnos vivos y mantener una vida con propósito y significado tiene que ver con ir más allá de nosotros mismos para el beneficio de los demás. Subrayó que lo más importante es que cuando todos están bien, uno está bien también. En cambio, si ignoramos a los demás, no nos vamos a sentir bien tampoco. Si somos flojos y nos enfocamos solo en lo que nos interesa individualmente, vamos a sentir como si renunciáramos a algo de nuestra propia alma, a una parte de nuestra humanidad. En ese momento, el Abuelo habló de lo que sucede cuando quienes mantienen posiciones de poder son individuos fuertes, con ideas muy fuertes que ignoran el beneficio de los demás: en su búsqueda de poder personal hacen mucho daño y llevan a la sociedad a la pobreza.
La importancia de la Sabiduría Ganada
Una de las lecciones más cautivadoras de la noche fue cuando el Abuelo nos enseñó sobre la importancia de la “sabiduría ganada”. Empezó por señalar que durante al Año del Ave de Fuego, que nos llevó a enfrentar situaciones difíciles y a aprender de ellas, logramos obtener lo que él llama “sabiduría ganada”. Explicó que esa sabiduría real no es, como piensa la gente, “una colección de ideas que pueden sonar inteligentes, pero en las cuales nadie tiene experiencia práctica”. Se refirió a ellas como sabiduría “no ganada” o sabiduría que no ha sido obtenida a través de una experiencia difícil.
El abuelo nos aconsejó notar cómo cuando alguien habla desde la sabiduría ganada, se puede ver en sus ojos la experiencia de la realidad vivida. Eso es distinto a compartir una sabiduría que no ha sido ganada y que se oye sólo como información que “suena bonito”. Tener sabiduría ganada significa que alguien ha cambiado su manera de moverse en el mundo, en lugar de expresar sólo una idea. De esta manera, cuando alguien habla con un maestro verdadero o un anciano sabio y mira en sus ojos, puede saber que esta persona está hablando con la verdad.
Este año, entonces, nos brinda una gran oportunidad para tomar la sabiduría ganada el año pasado y usarla para el beneficio de los demás. Como ejemplo, alguien podría decir, al escuchar a su estómago: “Ah! Esto se siente benéfico”, en lugar de “Ah! Esto se escucha benéfico”. Y esa, afirmó el Abuelo, es la diferencia entre un aperitivo y un plato fuerte. Así que podemos empezar a cocinar ahora, con menos enfoque en la creatividad y más en el beneficio de lo que hemos aprendido; menos en el dinero que en el beneficio común y el bien.
Un pequeño consejo más de parte del Abuelo es que el perro no es como el gallo (o ave) que es inteligente y también un “pequeño embustero”. Por el contrario, le escuchamos decir: “El perro es simple, honesto y práctico. Entonces tomen lo que han aprendido y construyan algo con eso, así van a empezar a prepararse para el próximo año.”
Querida Ana, gracias por compartir las enseñanzas del Abuelo Fuego.